Hoy en Pasea Mundos entrevistamos a la periodista Lucía Asué Mbomio ( Madrid, 1981) Es licenciada en periodismo por la complutense de Madrid, máster en ayuda internacional y desarrollo y diploma en dirección y guión de documentales. Ganó el TP de oro por su trabajo de reportera en el programa `Españoles por el mundo´. Actualmente viaja por toda España como reportera del exitoso programa `Aquí la tierra´ de TVE y colabora con la revista digital `Afroféminas´. Una periodista de campo con muchas experiencias viajeras a sus espaldas.
Actualmente trabajas de reportera en Aquí la
tierra ¿Cuál crees que es el secreto de este programa para enganchar
diariamente a más de 2 millones de personas junto al televisor?
Primero,
un cambio de tendencia en la manera de vivir de mucha gente, debido a la
crisis económica, que ha provocado que
algunas personas hayan decidido mirar de nuevo al campo o, incluso, ir a vivir
a él. Lo que comenzó como una necesidad, en ciertos casos, tiene mucho de
ideológico. Se puede vivir de otra forma alejado/a del estrés y en consonancia
con la naturaleza, es más, se puede vivir mejor. Nuestros antepasados ya lo
hicieron,¿por qué no nosotros/as?
También nos ven personas mayores que
observan cómo se retrata su forma de vida, en cierto modo, es un homenaje a
tradiciones, recetas y entornos no siempre visibilizados en medios.
Por último, considero que se trata de un
tipo de programa que permite aprender y que, al tiempo, entretiene con
reportajes cuidados. Eso demuestra que la audiencia se decanta por la calidad,
por una tele útil.
No recuerdo ninguna anécdota en especial
pero, si tuviera que apuntar algo de mi
trabajo sería la posibilidad de conocer lugares, personas, tradiciones y sí,
también platos increíbles, por todo el país.
Destaco mi desconocimiento de mi propia
tierra. Creo que nos pasa a muchos/as, viajamos fuera, visitamos, admiramos,
respetamos, pero luego no hemos estado más que en el litoral español, dejándonos rincones
maravillosos por el camino. España es un país de una riqueza paisajística,
cultural e, incluso, fenotípica, asombrosa, pero como estamos aquí, no siempre
la valoramos.
Entre otras cosas te hemos visto cocinar y comer
en varios reportajes de Aquí la tierra ¿Cuál es tu plato favorito?
Esa es la pregunta más difícil que puedes
hacerle a un monstruo de la comida como yo. Pregúntame, mejor, qué no me gusta.
Jajajajajaa. Soy muy disfrutona a nivel gastronómico. Como mis padres
trabajaban, desde muy pequeña fui al comedor escolar, eso me ha hecho poco
sibarita, supongo. Me gustan muchas cosas, pero por caer en un topicazo que
nunca falla, “como las croquetas de mi madre, nada”. Bueno, también soy
amantísima de uno de los platos típicos de Guinea Ecuatorial, el país de mi
padre: pollo con salsa de cacahuete. ¡Delicioso!
Otro de tus trabajos como periodista ha sido en la serie documental En tierra de los nadie, ¿Cómo resumirías esa experiencia?
Fantástica. Una nueva oportunidad de
aprendizaje, de viajar, de conocer de cerca realidades distantes (no sólo en
cuanto a Kilómetros se refiere) y poder contarlas para que la denuncia que
supone retratar algunas historias vitales subleve a quien las ve y les/nos haga
conscientes de nuestros privilegios.Eso, en cuanto a lo personal, en lo
concerniente a lo profesional, trabajar aquí supuso un reto, el documental,
para mí, es un género muy difícil pero de lo más interesante. Eso lo hace
agotador y estimulante.
Grabando en Tanzania con En tierra de los nadie |
Cuéntanos tu experiencia con los albinos en Tanzania ¿Qué es lo que más te impacto?
Rodaje sobre la comunidad albina de Tanzania |
Viajaste
a Haití tras el terremoto de 2010 ¿Cual fue tu peor recuerdo? ¿Y el mejor?
En
realidad, fui cuatro años después para ver cómo estaba el país, si se había
notado la labor de las 12.000 organizaciones que llegaron tras el sismo. Mi
peor recuerdo fue ver la cantidad de gente que, a día de hoy, sigue
viviendo en tiendas de lona y chapa, cociéndose de calor, sin seguridad,
hacinados/as... El mejor es observar la solidaridad y la fortaleza del pueblo
haitiano, cualidades que permiten que se levante mil veces pese a los desastres
naturales o la inestabilidad política/social.
¿Un lugar
del mundo que visitaste con esta serie documental que te impacto personalmente?
Personalmente
y profesionalmente, porque tiendo a no separar demasiado estas dos facetas, se
entrecruzan mucho cuando dedicas tanto tiempo a tu trabajo y cuando tu trabajo
te permite viajar, me han impactado todos pero Nicaragua me enamoró. Las
etiquetas condicionan y este país centroamericano llevaba una muy pesada:
segundo país más pobre del hemisferio occidental. Pues bien, lo que yo vi ahí
fue honestidad, seguridad, ganas de construir, amor al país y a los demás...
Estuve en Matagalpa y Managua grabando proyectos con población con bajos
recursos de empoderamiento a través del turismo. Conocí a gente que me resultó
muy inspiradora.
Pasaste
una temporada en Guinea Ecuatorial y otra en Londres ¿Con que te quedas de esas
etapas en dos países tan distintos?
Fueron
seguidas: un año en Guinea y seis meses en Londres.
De Guinea me quedo con el regalo que supone tener dos países,
beber de dos culturas y poder conocerlas, aunque sea a una edad avanzada.
Bueno, también, con la experiencia que da conocer una tierra a la que también
perteneces, donde vive parte de tu familia, donde no eres ajena. Eso te permite
tener un nivel de penetración y de implicación emocional muy superior al de
cualquier viajero común: no vas a un pueblo cualquiera a ver una ceremonia, vas
al tuyo a ver la boda tradicional de tu prima, por poner un ejemplo. Londres era el típico sitio en el que tendría claro que viviría, pero nunca encontraba el momento porque me iba bien en el trabajo y me parecía una irresponsabilidad abandonarlo. Tras cuatro años conociendo a españoles/as por ahí, decidí unirme a ese club: dejé el programa, me fui a Guinea y cuando mi etapa ahí se agotó pensé que era el momento. No me apetecía volver a España aún, de modo que me matriculé en una escuela de cine ahí, en otra de inglés, empecé a trabajar de dependienta en una tienda de zapatos y me zambullí (en el escaso tiempo que me quedaba libre) en la ciudad. De ahí me gusta todo menos los precios. Me encanta la diversidad cultural que existe y que, a diferencia de en mi propio país, jamás me preguntaran de dónde soy.
Londres |
Háblanos un poco de Guinea ecuatorial ¿Que puede encontrar el viajero en este rincón de África?
La parte continental del país está en la cuenca del río Congo y
las islas pertenecen a un archipiélago volcánico con flora y fauna endémica.
Son tan verdes y tan feraces que parecen brócolis gigantes cuando se
sobrevuelan. A nivel biodiversidad es un sitio de lo más interesante. Sólo en
Bioko, por ejemplo, hay siete subespecies de primates únicos en el
planeta. Pero eso, pese a ser fantástico, no es algo raro en África
central. Lo que hace diferente a Guinea es que es no hay más países en
todo el continente en donde se hable español y se conozca tan bien la historia,
geografía, literatura, política y actualidad de aquí. Llegó a ser provincia
española y eso, claro, cala. En 2018 se cumplirán 50 años de su independencia.
Pero sin duda donde te diste a conocer fue en tu
etapa de reportera en Españoles por el
mundo de TVE, tuvo mucha audiencia y duro varias temporadas ¿Ha sido tu mejor etapa profesionalmente
hablando?
Fue maravillosa, sin embargo,de cada etapa profesional extraigo
algo. Me gusta mucho lo que hago. Con todo, debo reconocer que la persona que
soy hoy es el producto de todas mis experiencias vitales y Españoles en el
Mundo fue increíble, viajando una vez al mes, con esa edad (entre los 27 y los
31 años) y, sobre todo, conociendo a
personas a las que quería parecerme por su arrojo, por atreverse a empezar de
nuevo, por mezclarse, por sufrir al inicio, disfrutar después, por aprender y
por respetar el lugar de acogida...
Creo que mi paso por el programa me hizo consciente de lo
poco que sé, de lo pequeña que soy. Una lección de humildad que espero que se
mantenga en el tiempo o, a ser posible, para siempre.
Reportaje en Los Ángeles junto a Pau Gasol |
Entrevistabais a viajeros españoles que comenzaban una vida nueva en diferentes lugares de mundo ¿Recuerdas alguna historia en especial?
Como me pides una, me ceñiré al guión:
Jordi traspasó su negocio de acuarios y peces exóticos , se compró un barco y
decidió recorrer el Amazonas para, entre otras cosas, poder ver de cerca y en
su hábitat los peces que vendía. Su vida
se transformó, vivió con los/as
pobladores originarios de la cuenca del río, empezó a usar sus
medicinas, a alimentarse como ellos/as. Se convirtieron en sus amigos/as y,
entre ellos/as creó su propia familia.
Recuerdo todo lo que nos contó mientras íbamos
tumbados en las hamacas del barco, tan normal, como si su existencia fuera algo
convencional. El cámara y yo íbamos boquiabiertos.
Tuviste la suerte de viajar a destinos de todo
el mundo y conocer culturas de lo más variopintas. ¿Cómo resumirías tu experiencia
en Españoles por el mundo?
Me hice mayor. Pasaba jornadas enteras con
personas que podían sacarme hasta 40 y pico años y estábamos todo el día
hablando, contándonos anécdotas y confidencias cuando parábamos para comer o concluíamos
la faena. Llegó un momento en el que los lugares dejaron de ser sitios,
monumentos, paisajes o platos para ser
personas, ambientes, sensaciones, frases, momentos, miradas, risas, flechazos o
silencios mágicos...
Aprendí que son más los puntos en común que
tenemos que nuestras diferencias. No me quiero poner petarda con la manida
“ciudadanía del mundo”, pero sí es cierto que viajando y visitando tantos
sitios es fácil sentirse cómodo en los zapatos de la humanidad, como grupo al
que pertenecemos todos y todas por encima de cualquier frontera (también
ideológica) . Cuando hace frío nos abrigamos, trabajamos la tierra o la
recolectamos, dormimos, comemos, vivimos...
Españoles por el mundo, China |
Viajaste a las maravillosas islas de Bora Bora y Huahiné en la Polinesia ¿Cómo se llega a este paraíso? ¿Qué recuerdo tienes de la Polinesia?
Se llega tras millones de horas en 3 aviones. Nuestra ruta fue Madrid – Los Ángeles, Los Ángeles – Paapete y tras unos días de grabación ahí fuimos rumbo a Bora Bora. Es un lugar muy orientado a un tipo muy concreto de turismo. Había hotelazos en el que daban un trato exquisito, todo olía a aceite de monoi y estaba decorado con flores de colores hermosos. Las barreras de coral, la fauna marina y el color del mar son inolvidables. Me quedo, no obstante, la historia del pueblo maorí y sus tradiciones y con la isla de Wahine, donde vivía una española que llegó ahí por azar y que lleva 23 años sin volver a su Cantabria natal.
También viajaste al Amazonas brasileño, Salvador de bahía y a Sao Paulo, un mismo país, pero paisajes muy distintos ¿Con que te quedas de cada uno?
Cambia todo, hasta la
etnicidad mayoritaria de sus moradores, también la idiosincrasia,la religión...
Brasil es un micro continente, con unas diferencias tremendas, cambiar de
ciudad es cambiar de país, a veces de mundo. Es otro de los lugares en los que
me gustaría vivir una temporada.
Anochece en Salvador de Bahía |
Has
visitado varios países de Asia, como por ejemplo China, Camboya o Taiwan ¿Con
cuál te quedas y por qué?
También he estado en Catar y en Líbano, en un campo de personas
refugiadas sirias. Son tan distintos todos estos países entre sí que me siento
incapaz de escoger. No obstante, de China guardo un recuerdo especial porque
fue el primer país que visité de Asia. Todo me parecía modernísimo, rapidísimo,
altísimo, ajenísimo. Tanto viaje, me cambio la mirada y el efecto sorpresa de
los inicios.
![]() |
Reportaje de EPM en la Gran muralla |
¿El país que más te fascino en esta etapa? Cada
país un planeta. Todos. Ya digo que Brasil me fascinó, pero Trinidad y Tobago,
debido a que no imaginaba que encontraría unos paisajes y un cruce cultural (descendientes del indios y de
africanos) tan interesante, también. Pero es que, si hago memoria, pienso en
Madagascar o en Senegal, en Panamá o en Chicago y... ¡Que no, que me niego a
responderte!
Madagascar |
¿Y ese recuerdo que te perdurara para siempre en
uno de tus viajes?
Una noche, viajando desde St Louis a
Kedougou en Senegal, iba durmiendo en el coche. Al día siguiente teníamos que grabar
y era vital que fuéramos descansados. En este programa aprendí a dormir de pie
y a comer lo que fuera aunque no tuviera hambre. El caso es que iba
profundamente dormida cuando el conductor, Ibrahim, un senegalés que hablaba
perfectamente español nos despertó para decir que teníamos delante del coche un
león. Pensé que mentía pero, por si acaso, me desperecé. Ahí estaba , era un
anciano, casi sin melena ya, pero mantenía un porte, dignidad y, si me apuras,
chulería asombrosas. No pude pegar ojo. Había visto a un león y no en un safari
sino libre, desafiante, hermosísimo y aterrador en su senectud.
¿En alguno de tus viajes participaste en alguna ceremonia que te emociono especialmente?
En Guinea Ecuatorial, cuando fui con TVE,
me emocionó todo, hasta escuchar a los niños cantando en clase. ¿Sabes lo que
es volver a un lugar al que nunca habías ido o llamar casa a un sitio que nunca
has pisado? Pues eso me pasó a mí en ese viaje. Después he regresado pero ya no
ha sido igual.
¿En qué país quedaste enamorado de sus gentes?
En muchos, aunque a bote pronto me vienen Nicaragua, China, Mozambique y Sao
Tomé.
Sobrevolando Mozambique |
¿Una
cultura que no conocías y te sorprendió?
La
zafimaniri en Madagascar, el último pueblo animista del país, bastante
aislados, ebanistas, nómadas que construyen sus casas con ruedas para poder
levantar el vuelo cuando deciden cambiar de lugar de residencia.
¿Montaña,
mar, selva o desierto, con que te quedas?
Todo eso
y también ciudad.
¿Qué
significa para ti viajar?
Empezó
como algo placentero, ahora es una necesidad y no sé si eso es bueno...
¿Un país
que te gustaría recorrer? ¿Por qué?
Perú,
Congo, México. Aún no los conozco pero todo lo que he visto y leído sobre ellos
me provoca ganas de hacer maletas...
¿Un lugar
que nunca se te olvidara?
El
desierto de Moapa, en Nevada. En contraste con el ruido incesante de Las Vegas,
llegar ahí, ver esa arena de mil tonos diferentes y rodearte de silencio es,
simplemente, fabuloso.
Desierto de Moapa, Nevada |
¿Y un
País que no te cansarías de recorrer? ¿Por qué?
Ninguno,
incluido España, porque una cosa es visitar y otra conocer, para conocer se
necesitan años, yo creo, muchas más conversaciones, encuentros y anécdotas.
¿Tu
rincón preferido en España?
Te hablo
de provincias, ¿de acuerdo? Me encanta León porque han sabido conservar muchas
de sus tradiciones. Por otro lado, se come genial. También me gusta Girona,
veraneaba ahí del pequeña y me ha gustado verla de nuevo con ojos adultos,
sigue siendo genial. El 100% de los/as navarros/as que he conocido me han caído
de maravilla. Málaga es un gran sitio con un clima de escándalo...
¿Un lugar
donde nunca volverías?
Regresaría
a todos. Incluso cuando no todas mis experiencias han sido buenas.
¿Qué has
aprendido de todos tus viajes por el mundo?
Que tengo
que aprender mucho más.
¿Qué es
lo más raro que has comido por el mundo?
He comido
todo lo que me han puesto, sin rechistar. Jajajajaja. Hace poco subí un
extracto de video en instagram comiéndome el ojo de un pez de 50Kg, era como
crema catalana sólo que no está tan rico. Es duro por arriba y más viscoso por
dentro...
¿Qué es
lo que nunca falta en tu maleta cuando te vas de viaje?
Soy un
desastre haciendo maletas, las hago corriendo, sin pensar, pocas horas antes de
coger el vuelo... Quizá, el neceser.
¿Un libro
que te haya acompañado en algún largo viaje?
“Las
venas abiertas de América Latina”, “En el corazón de las tinieblas”, “Ébano”,
“El reino de este mundo”, etc... Dependiendo de a qué sitio vaya, así leo...
¿Qué tipo
de música escuchas mientras viajas?
La que
suena en las radios de ahí. Me gusta saber cómo suena un sitio, desde el piar
de las aves hasta la canción machacona del momento. Hace poco he estado en
Cartagena de Indias y he sido muy fan de la champeta y de Joe Arroyo.
¿Qué conclusiones
has extraído después de recorrer el mundo y haber conocido tantas sociedades
distintas?
Que
quiero más.
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